Familia y sociedad en Honduras – Diario La Tribuna (2024)

Por Marcio Enrique Sierra Mejía

En la sociedad hondureña hemos descuidado ponerle la atención que merece el papel fundamental que desempeñan las familias para los individuos.

Es en el seno de las mismas donde se fomentan los valores universales como: respeto, comunicación, solidaridad, libertad, igualdad y tolerancia.

En la gran mayoría de las familias hondureñas la pobreza generalizada causa que ellas dejen de ser la fortaleza para afrontar las dificultades que enfrentan cada uno de sus miembros, y es precisamente por la ausencia de prácticas de los valores mencionados, que ellas poco contribuyen a que la sociedad enfrente el inadecuado desarrollo que vivimos con hábitos adecuados para coexistir.

En la sociedad, predominan factores que dificultan el desarrollo de dinámicas familiares que promuevan la unidad para compartir vivencias diarias favorables a la formación de sus integrantes de forma tal que adquieran las herramientas necesarias para asumir funciones con responsabilidad y que coadyuven al bienestar personal y general.

En general, se puede observar la ausencia de los ingredientes necesarios que debe predominar en una familia: el respeto, la admiración, la comunicación, la unión y el amor.

Sin lugar a dudas, la familia es un núcleo social que trasciende, de ahí la importancia de que se encuentre inmersa en la agenda internacional, ya que su constante dinamismo ayuda a conocer la calidad de vida de las personas.

Los factores que contribuyen a la construcción de una sociedad responsable, justa e igualitaria, son reforzados de acuerdo a la estabilidad y capacitación con que los integrantes de la familia cuentan para generar ingresos y realizar una adecuada crianza de los hijos.

Todo ello nos invita a la unión de esfuerzos, no solo de los gobiernos, sino de organizaciones civiles, instituciones académicas y la sociedad en general, para realizar acciones con perspectiva de familia, pues en la medida que estas se solidifican, vamos construyendo una sociedad y una Honduras digna y fuerte.

La familia constituye el núcleo central de la sociedad y en Honduras la mayoría de ellas están en condiciones de extrema pobreza y vulnerabilidad.

Viven una situación en la que la carencia de derechos, en su calidad de sujeto colectivo, les afecta los ciclos de vida (SEDIS, 2016).

Las familias hondureñas presentan características heterogéneas al observarlas desde el ángulo de las relaciones familiares y la composición orgánica de su estructura. Si bien las privaciones asociadas a la condición de sus necesidades básicas y los ingresos son hom*ogéneos, no es así cuando se trata de evaluar el estado psicosocial de las mismas. En consecuencia, la atención integral de tales familias por parte del Estado y las empresas socialmente responsables, debe ser de manera diferenciada y hom*ogénea, abarcando las múltiples privaciones de derechos, deficiencias de necesidades básicas y de ingresos, con miras a elevar la calidad de vida (SEDIS, 2016).

En el gobierno actual, se da mucha importancia a esta situación porque en las familias, se pierde el significado de paternidad en grados extremos.

La familia hondureña como organización fundamental de la sociedad cuando están expuestos a pobreza extrema y vulnerabilidad tienden a distanciarse de la sana convivencia para el desarrollo de la persona, y su función educativa es deficiente en la formación de valores, dejando de ser el espacio donde se enseña a vivir en responsabilidad, en derechos y obligaciones, ya sea en la misma familia o en la sociedad. En la gran mayoría de las familias hondureñas existe la desintegración y la disfuncionalidad, y se han convertido, en características dominantes en su desarrollo cotidiano, lo cual afecta a la sociedad hondureña en su conjunto (SEDIS, 2016).

Hay que enfrentar con decidida voluntad política la pérdida de la especificidad de las relaciones familiares porque cada vez son menos relevantes. La familia es crucial para lograr el desarrollo de los procesos de integración social. Es el espacio donde se vive la primera experiencia de una sana sociedad humana; en la que sus integrantes aprenden a comprometerse a construir una nueva sociedad, en donde se empodera el principio que la persona es el sujeto y fin de toda ciencia y desarrollo tecnológico. Es el espacio para vivir responsabilidades, derechos y deberes Trujillo, Marcelino (2011). La familia es la primera formadora en valores humanos trascendentes, lo cual significa que su compromiso es con la educación y con el desarrollo integral de sus miembros (SEDIS, 2016).

Familia y sociedad en Honduras – Diario La Tribuna (2024)
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