Eduardo Enrique Fuentes Cálix
La última década en Honduras, ha estado marcada por fuerte tensión política, generándose con ella una profunda división, sin esfuerzo se nota que las diferencias son mayores y los canales de diálogo y entendimiento, bastante menores; lejos quedaron los tiempos donde predominaba el respeto al pensamiento ajeno, ahora, una diferencia de afiliación política se convierte en una declaración de guerra.
En el periodo 2010-2022, gobernado por el Partido Nacional de Honduras, la figura de oposición política tuvo una dinámica distinta a la que había prevalecido, en la que mediante el diálogo, se lograban consensos; hoy, eso ya no ocurre porque todo se ha convertido en sinónimo de violencia, daños a la propiedad privada, así como alteración en las vías públicas; en conclusión: caos y temor para la población.
Entre las consignas de la oposición política, siempre estuvo presente la denuncia permanente de vivir en una “dictadura”, en la cual, según ellos, todos los poderes del Estado respondían al Poder Ejecutivo.
En ese sentido, la entonces oposición se mostraba indignada y con frases como “me dueles Honduras”, hicieron que esta narrativa creciera y se capitalizara políticamente; porque entre la ciudadanía caló ese mensaje de indignación y hubo una creencia real; tanta que quienes denunciaban, crearon en el escucha, la certeza de que tenía una intención sincera de establecer un cambio para mejorar el país. Bajo esta situación, el Partido Libertad y Refundación, en una alianza de hecho con el Partido Salvador de Honduras, se alzó con una contundente victoria en las elecciones generales del año 2021.
Desde el resultado de esas elecciones en Honduras, han ocurrido sucesos que dejan en vulnerabilidad el Estado de derecho, recordaremos brevemente cinco de estos acontecimientos:
- Enero 2022, 44 diputados propietarios acompañados de colectivos de Libre, convocados por la Presidenta de la República, impusieron a la junta directiva del Congreso Nacional.
- Enero 2022, con la misma cantidad de votos, se aprobó el “Pacto de Impunidad”, el cual liberó de responsabilidad a los funcionarios acusados por corrupción del gobierno del presidente Zelaya (2006-2009).
- Febrero 2022, se irrespetó el periodo constitucional de la Procuraduría General de la República y se nombró un Procurador y un Sub-Procurador sin cumplir los requisitos que la Constitución de la República requiere para el ejercicio de este cargo.
- Julio 2023, en el Congreso Nacional se sometió a votación la ratificación para la adhesión de Honduras al CAF, a pesar de no lograr la mayoría simple de 65 votos y por ende entrar en vigor, días después de forma autoritaria fue publicada en el Diario Oficial La Gaceta.
- Octubre 2023, hecho aún más reprochable, el cual después de más de 60 días sin sesionar, quienes dirigen el Congreso Nacional, aprobaron el establecimiento de la Comisión Permanente de este poder del Estado, obviando que, de manera paralela, 72 diputados celebraron una sesión extraordinaria para extender el periodo de sesiones, pero más grave aún fue el hecho que esta Comisión Permanente integrada por 9 diputados nombró al Fiscal General y al Fiscal General Adjunto.
Estos y otros hechos que han sucedido en el actual gobierno inevitablemente hacen que quienes defendemos la institucionalidad nos cuestionemos lo siguiente:
¿Qué hubiera pasado si todos estos actos los hubiera cometido el gobierno anterior, mientras quienes hoy gobiernan eran oposición?
Sin duda alguna las protestas no pararían, “Sectores Sociales” como sindicatos y organizaciones estudiantiles, hubiesen paralizado gran parte de los sectores productivos del país; cientos de negocios hubiesen sido saqueados y en redes sociales los que hoy gobiernan, inundarían con mensajes de odio; pero no, no fue así, los que fueron oposición y criticaron fuertemente las anteriores gestiones gubernamentales hoy son quienes usurpan la titularidad del Poder Legislativo, los que denunciaron el derroche económico, son quienes viajan por el mundo y viven con lujos en el país a costa de nuestros recursos; quienes salían fervientemente a las calles a protestar, son los mismos que ante cualquier intento de protesta en contra de ellos, convocan a los “colectivos” para atacar físicamente a quienes los adversan; los que durante 12 años denunciaban permanentemente vivir en una dictadura son los que han impuesto a la fuerza titulares de las instituciones del país.
Tengo la certeza que estos grupos no son mayoría y nunca lo serán, pero mientras se permita que las minorías intransigentes y violentas dobleguen a las mayorías moderadas, esto seguirá sucediendo; ya que menos de dos años han bastado para demostrar que Honduras no les duele y nunca les dolió, siempre buscaron intereses particulares sin ningún respeto a la Constitución de la República, ni a la institucionalidad y no han tenido reparo en imponer sus interés a la legalidad; asimismo seguirán actuando; es por ello que hoy más que nunca, Honduras demanda que todos los que aún creemos en la democracia, sin distinción de colores políticos, demos un paso al frente en defensa de nuestro país, de nuestro futuro y de nuestras libertades, de no hacerlo ahora mañana será muy tarde.
Máster en Gobierno & Administración Pública y Catedrático Universitario
Twitter: @eefuenteshn
